Nuestra camada C está aquí

Después de varios días, ya podemos decir que nuestra camada C está aquí y que Diva se encuentra perfectamente y casí recuperada de un parto de pesadilla.

Sí. Así es, fue un parto malísimo en que todos sufrimos mucho y lo pasamos realmente mal. Porque cuando un parto va bien suele ir muy bien, pero cuando va mal puede llegar a complicarse mucho:

Diva empezó a tener contracciones la mañana del 28 de abril, muy pronto, sobre las 6:30. Ya hacía unas 24 horas que había bajado su temperatura corporal y sabíamos que era cuestión de horas, pero no fue hasta las 22:30 que empezó a empujar y a las 23h que nació el primer cachorro, casi 17 horas después. Nos tuvo en vilo todo el día y por cada hora que pasaba ella iba agotando fuerzas.

Lo primero que vimos es que el tamaño de los cachorros era honestamente pequeño, lo que nos indicaba que ahí dentro había MUCHOS cachorros, pero no estábamos seguros de cuántos, ya que en la radiografía previa al parto realizada la semana anterior, pudimos contar unos 12, quizá 13. Un número alto, sí, pero asequible para un Dálmata.

Al inicio, el ritmo del parto era más o menos normal. Pero nacidos 3 cachorros, sobre las 2 de la madrugada, ya tuvimos un susto con el cachorro número 4, que nació. muerto. O eso pensábamos. Al rato nos sorprendió y cuál fue nuestra sorpresa cuando vimos que estaba vivo, aunque débil.

Los siguientes cachorros, hasta el 8, nacieron bien, aunque con bastante tiempo de separación entre unos y otros. Diva estaba claramente cansada.

El cachorro número 9 nació muerto, y tras casi 50 minutos de reanimación sin rendirnos, respiró. Su estado era parecido al del cachorro número 4, débil, pero con algunas (pocas) esperanzas.

De ahí al final todo fue de mal en peor. Nacían cachorros en un intervalo más o menos fluido y constante, cada 40- 50 minutos, pero todos y cada uno de ellos nacían muertos, sin nada que pudiéramos hacer. Pasamos toda la noche de parto, hasta las 10 de la mañana.
Del cachorro número 10 al cachorro (atención) NÚMERO 17…ninguno sobrevivió, consecuencia de un parto extremadamente largo, una madre agotada y una camada demasiado numerosa.

Hicimos todo lo que estuvo en nuestra mano. A media mañana llevé a Diva a hacer una radiografía porque, ya desconcertada, no sabía si quedaba algún cachorro muerto por expulsar. Por suerte, la placa reflejó que, a excepción de alguna placenta residual, Diva ya no tenía nada dentro y, aunque muy nerviosa, iba restableciéndose poco a poco.

En ese momento teníamos 9 cachorros, pero 2 muy débiles, y generalmente, excepto 3 o 4, todos de tamaño muy pequeño: pesos de 130 a 200 gramos. Muy poco para un Dámata, pero habían habido muchos cachorros dentro de Diva y, evidentemente, el espacio es el que es.
Fue una semana, semana y media muy muy dura. Sergi y yo hicimos turnos para todo: para dormir, comer, cenar, e incluso ir al baño. Diva tardó 3 o 4 días en relajarse tras el parto y sus movimientos eran muy rápidos y bruscos, por lo que no podíamos arriesgarnos a dejarla sola ni un momento, por temor a que pudiera aplastar algún cachorro.

Desafortunadamente, el cachorro número 9, que estuvimos reanimando por casi 50 minutos, murió al día y medio de nacer, fruto del sufrimiento fetal. Pero ahí no quedó todo. A los pocos días el cachorro número 4, que al inicio creímos perdido, murió a causa de una broncoaspiración, habitual en cachorros de tamaño tan reducido y, aunque llegamos a ingresarlo en el hospital veterinario, no hubo mucho que pudieran hacer. Lo mismo le sucedió al cachorro número 8, que empezó a mostrar síntomas a los 9 días de edad. Murió en el hospital con el mismo diagnóstico: dificultad respiratoria y neumonía por aspiración.

Así que de 17 cachorros (12 machos y 5 hembras), 9 nacieron «vivos» y finalmente 6 sobrevivieron: 4 machos (2 negros y 2 hígado) y 2 hembras color hígado.

Y aunque nos inunda una sensación de impotencia, agotamiento y tristeza, no podemos más que agradecer a Diva su impecable labor durante el parto, pariendo incluso 8 cachorros sin latido, y alegrarnos por los 6 cachorritos que tenemos en casa.
Ya hemos tomado sus muestras de saliva para saber cuáles de ellos son portadores del gen LUA y cuáles son HUA.

Ahora toca seguir trabajando duro por y para ellos, por Diva, y por que todo siga como debe.

Bienvenidos a la vida, camada C!